martes, 24 de junio de 2014

Fantasía

    Sigo creyendo en la magia, en el amor, en la vida,…  pese a todo: pese a la guerra, las injusticias, los psicópatas y  las cucarachas.
    
    La verdad, incómoda, perturbadora, te muestra como una decisión que te rebota no es karma sino un despiste: nada como cometer un gran error para ser consciente de qué camino tomar. Esto me recuerda que hay miles de estrellas solo en el Universo conocido y Carl Sagan era una bella persona. Hoy sé que sin amor platónico no se aprecia el cielo.

    Reconocer que sin el perdón nunca se ajustan las cuentas, que el dolor sigue ahí, acechando, y no nos llevamos nada bien. Imagino un mundo donde las personas que te deben de querer no te hacen daño y me pregunto si tengo derecho a fantasear. A veces me basta con no derrumbarme cuando llega la noche, pero en serio: una vida sin un solo sueño no es la muerte, pero es un muermo.

    Sentir todo, incluso lo que no ves venir, abrir cada poro y airear. Esto es plenitud: presentir que se abre un mundo nuevo que entiendes y no has de disimular. Mañana es otro día, me dicen, sí, ya lo sé, pero mi día es hoy, y es mío.

lunes, 12 de mayo de 2014

Aire

     Un ave erguida al cielo en busca de una mañana sumergida en sol, volando al aire sobre lugares que haya olvidado pero palpiten sus sentidos. El rumor del mar, el monte, los ríos y corrientes que se dispersan y unen endulzando los días y las noches, a la orilla de estanques y fuentes empapadas de aforismos y retruécanos, como un universo de esdrújulas, como un cajón secreto que encuentras caminando entre  trigales.

     Besos de amor en una tarde azul, de naranjos y almendras, de risas que aviven el alma y emborrachen mi día en paz. Miles de horas empapadas  de armonía y buen vino, que  al pie del acantilado se preparen para instantes brillantes, serenos, lustrosos, tentados de sonrisas y calma, iluminados por el mar abierto del norte, el bosque y una pradera amarilla invadida de girasoles.

    Y así me refleje en el agua y brinde, porque los días irradien y las noches se deshagan en luceros.

lunes, 10 de marzo de 2014

Going to California

    Puedes enterrarlo todo  bajo el asfalto. Nadie tiene porqué saber nada, puede parecer un accidente y disimular, marcharte sin mirar atrás y dejar que monstruosos vehículos hagan el resto. Después, solo respira.

    Caminar por la ciudad como quien pasea por nubes de algodón,  con amor en los ojos y flores en el pelo, buscando California en Londres, sus miles de milagros y otras maravillas: las hojas, el lago, los cisnes, la brisa, la hierba y todo un cuento de hadas en vanguardia. Bailar sobre los árboles la mejor escena y convocar a María de Hampstead Heath, diosa de las hadas, de los elfos y todos los enanitos que habitan en el bosque. Nuestro bosque.

    ¿Lo sientes?, ¿percibes esa voz que te llama? Son hippies en un desierto bailando con el rey de los lagartos, buscando aquél lugar que nadie ha conquistado. Si no sabes bailar salta.

domingo, 9 de febrero de 2014

Uprising

"Desperation is the raw material of drastic change. Only those who can leave behind everything they have ever believed in can hope to escape”

 William Burroughs

           Hoy los pájaros no vuelan alto, no hay peces en el mar y ni siquiera hay mar. No hay lluvia, ni viento, ni sol, solo la calle fría y ciento de metralletas calientes, observando mi desesperado intento de pasar desapercibida.  Yo también llevo un arma, ni siquiera sé cuál es, ni es mi novia, ni le he puesto un nombre. Tan solo es un artefacto minúsculo tomado de prestado, más parecido a un juguete que a un revólver, que voy arrastrando por  callejuelas absurdas que no llevan a ninguna parte.

Sé que en esta calle tengo una misión, pero he olvidado cuál era. Que tengo una meta sin objetivos y un destino que no entiendo, pero sigo caminando pese a mi despiste y todas esas personas que te vas encontrando y no significan nada. Pienso en gatos, en jardines, colores de baldosas y sonrisas que solo enseñan dientes. Pienso en una casa grande y una mente pequeña, en niños sin voz porque les enseñaron a callar a base de grapas en los labios, más guapos cuanto más sangran, rollizos hasta explotar, inútiles, caducos desde la infancia y detalladamente moldeados para soltarlos en una sociedad psicópata.

Yo sigo caminando, con la cabeza alta para no descubrir mis miedos, ensayando los pasos para no temblar, que no se me note que sudo como un cerdo, que tengo ganas de llorar, gritar que no quiero estar aquí, apagar el canal y arrojar el televisor por la ventana. Podría haber elegido un bombardero, de esos que en los 40 aparecían en el cielo, cuando hombres y mujeres veían su futuro y directamente se suicidaban. Pero, en fin, me conformo con apuntar con el dedo solo para ganar tiempo, simular un ataque de asma en caso de enfrentamiento y cerrar los ojos con la ilusión de que no me vean. 

Solo es una calle, como otras, no es especial, ni trascendente, y ni siquiera tiene nombre. ¿Qué coño hago aquí? Me voy. ¡Adiós jodidos hijos de perra!- grito, aquí os dejo con vuestras guerras y pesadillas. Y mientras corro a la otra esquina, me despojo: mi arma, mi abrigo, mi ropa,… Todo se quema en el infierno y desaparece.

Hace sol y los pájaros se van espabilando. Caminar desnuda y desprendida,  con las cicatrices justas para contárselo a mis nietos: “queridos niños, ese día luché por mis sueños y me sentí muy bien no siendo un héroe. Mañana os contaré el día en que ya no todo me importaba una mierda y ese todo empezaba a tener sentido”

martes, 7 de enero de 2014

Buena

   Camina sola, animando la noche,  sus charcos y cada una de las esquinas que nacen, crecen y desaparecen a su paso. Vestida de trench, satén, tacones y pistola, se come las calles a pasitos, desarmando cada una de las luces y sombras que se pierden tras su rastro. Sucede que respira paz e indiferencia, alternando unas risitas con el ajetreo de coches, farolas, meados y gatitos.

    Todo se vuelve azul celeste en la noche oscura. El mundo brilla y se mueve deslumbrando armonía. Sosiego de invierno, calma en el frío, plenitud. Son las doce, llueve y todo es maravilloso.

    Ana ha formado una banda. Ahora necesita un plan.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Where is my mind?

    La última vez que la vi, nadaba en el agua, chapoteando y preguntándose hacia dónde van las olas, si llegarían hasta Australia para regresar y acariciarla. Así es mi mente, caprichosa y resabiada, nada personal, pero si no es mimada lo suficiente se disipa entre las aguas.

    Espero en la orilla con la cabeza vacía, oliendo a hueco y ligereza. Ahora peso menos y balbuceo. Una ola, dos olas, un cangrejo, mi mente no regresa y yo me estoy perdiendo.

    Me levanto y comienzo a gritar: ¡No me dejes sola, por favor, no podría soportar vivir sin ti!. Se levanta el cielo, se encapota y lanza sus espadas amenazando con  una tormenta de diablos y truenos. Y ahí está, como Venus en su concha,  con su aura de merecida, regresa a mis brazos como si nunca se hubiese mojado.

   Yo no eduqué mi mente para un trono, la eduqué para nadar en el mundo, sin jaulas, ni cerrojos, ni castillos, ni... claro,  ahora ella me educa a mí. Preciosa, te echaba de menos. 


martes, 22 de octubre de 2013

When I Grow Up

     Hay días que pasan sin ti. Son los mismos días, con las mismas personas, calles, barrios, tertulias y ardillas. Todo transcurre de la misma forma: los coches se adelantan, empujan y derriban autobuses, ciclistas y despistados. Está nublado,  llueve, como ocurrirá mañana, el siguiente y todas las semanas y meses del año. Las tiendas abren y cierran y vuelven a abrir. Todos venden, compran, fracasan y triunfan en cuestión de segundos mientras el tiempo se acelera porque alguien decidió adelantar la navidad sin permiso. Hombres simpáticos, tacones altos, libros de colegio, paraguas absurdos, perros sin gatos. Todos continúan su camino sin preguntar, curiosear o simplemente sin reparar que este día yo no estoy, porque no, porque no me veo en este día.

     Hoy me he levantado sin mí y ha sido un rollo. Cuando aparezca, espero hacerlo cerca del mar, que me acaricie su suave orilla, susurrando leyendas de mares y océanos, reflejarme en el agua, que pueda verme con los mismos ojos con los que yo miro cuando crecen las olas, que me haga crecer a mi también.